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En Madagascar pelean por rescatar al peculiar lémur. Y mantienen expectativas de lograrlo

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Convocatoria a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con informar sobre los retos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos desafíos. La Iniciativa Perpetual Planet de Rolex se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas.

(CNN) — En el bosque de Madagascar, un ecosistema único, habitan miles de plantas y especies de animales endémicos de esta pequeña isla en la costa sureste de África. El más reconocido de ellos es una criatura muy singular con grandes ojos, una cola larga y un buen conjunto de fuertes cuerdas vocales, que los protágonistas luchan por preservar: el lémur.

“Los lémures solo se encuentran en Madagascar. No tenemos la Estatua de la Libertad ni la Torre Eiffel. No tenemos las pirámides de Egipto. Pero tenemos lémures”, expresa a CNN Jonah Ratsimbazafy, quien ha dedicado más de 20 años de su vida a salvar a estos pequeños primates que enfrentan una dura lucha para su supervivencia.

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el 98% de las especies de lémur están en peligro, mientras que casi un tercio están en situación crítica de extinción.

“Los lémures pasan la mayor parte del tiempo en los árboles y viven en pequeños grupos (…) Son como los peces. Los peces no sobreviven fuera del agua, los lémures no pueden sobrevivir fuera del bosque. Pero ahora solo nos queda menos del 10% de los bosques en Madagascar”, explica Ratsimbazafy. Las grandes amenazas que enfrentan son tres: la tala de árboles, la desforestación y la minería.

Colaboración cercana con las comunidades para proteger al lémur

Ratsimbazafy es miembro fundador de GERP, un programa de conservación que colabora con las comunidades locales para asistir a proteger a los lémures.

El proyecto inició en 2015 y al principio fue “muy desafiante” porque la recepción de la comunidad no fue positiva, relata Ratsimbazafy. “Necesitaban evidencias de que estábamos ahí, que éramos sus amigos. Y el propósito es: ¿cómo podemos rescatar esta biodiversidad única mientras apoyamos a las personas? Con espíritu de cooperación”, explica.

La confianza no es el único obstáculo que Jonah y su equipo encontraron. La caza y el tráfico de mascotas también generaron preocupaciones.

Así lo explica: “La conservación no es sencilla cuando las personas enfrentan dificultades como la escasez de alimentos, el acceso limitado a la atención de la salud y a la educación. Y cuando las personas son pobres, les resulta complicado pensar en rescatar a los lémures”.

Sin embargo, asegura que esta estrategia impulsada en la defensa y la educación está dando resultados.

En los últimos años no ha habido incendios, comenta, lo que demuestra la buena relación que existe entre el proyecto y la comunidad local. “Queremos implementar este modelo en el resto de Madagascar y, por qué no, en el resto del mundo”, añade.

Aunque reconoce que la especie enfrenta un gran reto, Jonah continúa encontrando esperanzas en las nuevas generaciones . “No estoy solo en esta lucha. Tengo un equipo. Tengo a los estudiantes. Por supuesto, a veces me desanimo. Pero luego veo el empuje de la gente joven trabajando, animando: ¡no te rindas! ¡Vas a lograrlo! Y eso me hace sentir que podemos rescatar a los lémures”.

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