Nueva York festejará esta noche su famosa celebración de Año Nuevo en la plaza de Times Square con una mayor fortificación que años anteriores para evitar las manifestaciones que han ocurrido en las últimas semanas por el conflicto entre Israel y Hamás, aunque las autoridades aseguran que no hay ninguna amenaza.
Multitudes se aglutinan durante horas en “el cruce del mundo”, a pesar del frío y de numerosas restricciones, para experimentar una fiesta animada por actuaciones musicales y que culmina con una cuenta atrás de diez segundos, el descenso de la bola de cristal que corona un rascacielos y el lanzamiento de toneladas de confeti.
El festejo, uno de los eventos más turísticos y concurridos del año en la Gran Manzana, implica un gran despliegue de seguridad: doce horas antes de la medianoche, la plaza y sus alrededores se cierran al tráfico con puntos de acceso limitados, arcos de seguridad y una fuerte presencia policial uniformada y de incógnito.
Responsables del Departamento de Policía (NYPD) reiteraron esta semana en una rueda de prensa que no hay una “amenaza creíble específica” pero se desplegará a “miles” de agentes -locales, estatales y federales- en la calle, incluyendo expertos en contraterrorismo, y se establecerá vigilancia aérea con helicópteros y drones.
Una de las modificaciones en el dispositivo es que se ha ampliado el perímetro de seguridad alrededor de la plaza abarcando más calles -de la 41 a la 57- y avenidas -de la Sexta a la Octava- para crear una “zona de barrera” disuasoria que evite problemas e interrupciones, incluyendo manifestaciones.
El subdirector de Inteligencia de la NYPD, John Hart, mencionó específicamente a “grupos que suelen protestar en relación con Israel y Palestina, que suelen ir de 1,000 a 5,000 (personas) ocasionalmente”, pero aseguró que el cuerpo está preparado “para cualquier cifra, diferentes grupos y en diferentes sitios”.
Según el alcalde, Eric Adams, desde el comienzo de la guerra entre Israel y Hamás el 7 de octubre hubo unas 500 manifestaciones en Nueva York, y afirmó que quienes quieren “protestar pacíficamente tienen derecho a hacerlo, pero no lo van a hacer a expensas” de quienes vienen a disfrutar.
Con ese mensaje abordó recientemente otro evento de masas: el encendido del Árbol de Navidad de Rockefeller Center, el 29 de noviembre, en el que fue planificada una protesta propalestina que la policía obligó a trasladar a una calle cercana por el despliegue de un fuerte perímetro de seguridad.
Las fuerzas del orden tomaron precauciones extraordinarias ese día tras un fallo de seguridad en el Desfile de Acción de Gracias, el 23 de noviembre, en el que un grupo de manifestantes por el clima y por Palestina logró colarse entre las carrozas e interrumpir brevemente el recorrido al pegarse las manos en el suelo con pegamento.
En ambos casos hubo varios arrestos por desobediencia, pero no se reportaron incidentes violentos.
El presidente de la Alianza de Times Square, la asociación de comercios de la zona, Tom Harris, advirtió en declaraciones a medios que es improbable que nadie pueda interrumpir la fiesta de Año Nuevo, y si eso ocurre será detenido: “Quédese en casa y proteste en otro sitio”, agregó.
Within Our Lifetime, uno de los grupos propalestinos con mayor capacidad de convocatoria en Nueva York, no tiene prevista ninguna acción para la noche de Año Nuevo, sino para la tarde del 1 de enero, que describe como el día “de huelga mundial por Palestina”, y en el que llama a protestar en el aeropuerto JFK.
La noche del 31 de diciembre de 2022, fuera del perímetro de Times Square, un hombre de 19 años atacó con un machete a tres policías y fue acusado de cargos de intento de asesinato y terrorismo por presuntas motivaciones yihadistas, según informaron las autoridades.
Al recordar ese incidente, el alcalde Adams reconoció que “no es necesario que haya una amenaza creíble para que esta ocurra”, pero llamó a la calma repitiendo que las fuerzas del orden están preparadas.