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“Baby una vez más”: a 25 años del disco que transformó el universo del pop

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Britney Spears tenía 17 años, un rostro dulce, un físico envidiable y una forma fresca de cantar cuando hace veinticinco años, el 12 de enero de 1999, lanzó su disco debut, “Baby una vez más”, tema que iba a convertirse en todo un fenómeno pop. También para el mundo fans, tanto el tema como el videoclip marcó un antes y un después.

Surgió entonces “la princesa del pop”, un título que Spears lleva casi tres décadas arrastrando para bien y para mal, pues es un claro ejemplo de cómo puede llegar a afectar a una artista la fama, los paparazzis e incluso su propia familia.

Más de 200 millones de discos vendidos, miles de fans y una elevada fortuna no han impedido que acapare titulares sin parar por su vida sentimental, su salud mental e incluso haya tenido que vivir trece años, hasta cumplir los 40, bajo la tutela de su padre.

Pero su imagen vestida de colegiala inocente y sexy con la que grabó el videoclip de “Baby una vez más” siempre le acompañará.

Nacida el 2 de diciembre de 1981 en McComb (Misisipi), Britney se crio en Kentwood (Louisiana), donde se encuentra un museo sobre su vida, incluyendo muebles de su habitación infantil.

Desde pequeña sabía que lo suyo era cantar y bailar y, aunque con 8 años no la escogieron en su primer ‘casting’ del Club de Mickey Mouse de Disney Channel, precisamente por su corta edad, los productores le animaron a continuar formándose. Su talento natural hizo el resto y su carrera artística despegaría pronto, en especial tras una audición en la discográfica Jive Records, donde quedaron encantados nada más verla.

Entre los temas que le propusieron para su primer álbum se encontraba el que daría nombre a su disco y canción debut, “Baby una vez más”, compuesta y producida por el sueco Max Martin (también su nombre está unido al éxito de los Backstreet Boys).

La cantante estadounidense ha reconocido en muchas ocasiones que esa canción le entusiasmó desde el primer momento, aunque sin saber entonces que ella y “Baby una vez más” iban a convertirse en un fenómeno pop que pasaría a la historia.

Fenómeno fan

El videoclip de la canción “Baby una vez más”, emitido el 26 de noviembre de 1998, se grabó en el mismo instituto – el Venice High School de Los Ángeles – que el de la famosa película “Grease”, bautizado allí como Rydell.

Se cuenta que para el título del tema, el productor Max Martin había incluido al principio la palabra “Golpe” (golpear) al pensar que era sinónimo de “Llamar” (llamar), ya que el tema presenta a una adolescente que pide a su exnovio que la llamepor teléfono. Cuando se percataron de que podía conllevar un matiz de violencia contra la mujer, lo acortaron al definitivo “Baby one more time”.

El single fue todo un triunfo comercial, liderando las listas de Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda y más tarde en Europa.

Para el fandom mundial también fue un antes y después ese tema y su videoclip, así como el álbum homónimo, que se puso a la venta el 12 de enero de 1999, ¡hace ahora 25 años!

Peinada con dos trenzas y vestida de estudiante, pero con una blusa blanca mostrando el ombligo y una falda de tablas muy mini, Spears se convirtió en la alumna más sensual para millones de adolescentes. Vendió más de 25 millones de discos en todo el mundo y no pararon de crearse clubs de seguidores que intentaban seguir su vida al milímetro.

Reputación y sufrimiento

A la cantante le llovieron muy pronto los reconocimientos tras su debut, desde dos nominaciones a los Grammy hasta cuatro premios en los MTV Europe Awards: mejor intérprete femenina, mejor artista pop, mejor actuación en vivo y mejor canción.

Pero el éxito puede llevar por igual reputación y dolor y Spears vivió ambos desde el principio.

La artista, a la que todos los adolescentes y jóvenes adoraban – hasta el príncipe William de Inglaterra se intercambiaba mensajes con ella –, siguió con su carrera y con otros discos célebres como “Oops !.. I did it again”, “Britney” o el Grammy a mejor canción bailable por “Toxic”, al mismo tiempo que no sabía manejar tanta gloria.

Su vida amorosa es prueba de ello, pues la que parecía para todos sus seguidores una idílica relación con el cantante Justin Timberlake, entre 1999 y 2002, incluyó la traumática experiencia de un aborto a instancias de él cuando ella solo contaba 19 años. Una historia que revelaría en 2023 al publicar su biografía, “The woman in me” (”La mujer en mí”).

Ha pasado por tres matrimonios: se casó en 2004 en Las Vegas con Jason Alexander, amigo de la infancia, y se separaron solo 55 horas después; con el bailarín Kevin Federline, con el que estuvo dos años (2004-2006) y tuvo a sus dos hijos; y un año (2022-2023) duró el matrimonio con el modelo Sam Asghari.

Britney Spears con su premio durante los premios “People’s Choice”, en el teatro Nokia de Los Ángeles (Estados Unidos) en enero de 2014.. EFE/Nina Prommer
(NINA PROMMER)

Movimiento Free Britney

Desde su explosivo éxito en 1999 con “Baby one more time” hasta ahora, la artista ha pasado también por otras innumerables dificultades.

No han faltado comportamientos excéntricos y delirantes, adicción a las drogas, tratamientos de desintoxicación y terapias, enfrentamientos en público con sus parejas, mala relación con su madre y hermana o haber tenido que estar trece años – hasta ganar una batalla judicial en 2021 – bajo la custodia de su padre, que controlaba sus finanzas y su vida personal.

Su situación provocó el movimiento Free Britney, que pedía que pudiera llevar una vida en libertad.

“Ni siquiera hoy sé qué hice realmente, pero no me dejaba ver a nadie. Nada tenía sentido. (…) Tenía que hacer todo lo que me decían. Me decían que estaba gorda todos los días, que tenía que ir al gimnasio. No recuerdo haberme sentido nunca tan desmoralizada ni que me hicieran sentir como si nada. Yo estaba de acuerdo porque tenía miedo”, confesaría en 2022 tras ganar la batalla legal a su padre.

Desde entonces las controversias le han seguido acompañando, especialmente por sus poses desnudas en las redes sociales, aunque ella se defiende: “Sé que mucha gente no entiende por qué me encanta tomarme fotos desnudas o con vestidos nuevos. Pero creo que si a otras personas las hubieran fotografiado miles de veces, las hubieran presionado y hubieran posado para obtener la aprobación de otras personas, entenderían que me alegra mucho posar de la forma en que me siento sexy y tomarme mi propia foto”.

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