Por qué el robusto Google Pixel no logra destacarse en esta era de teléfonos inteligentes
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Google Pixel 8 y Google Watch 2Cortesía de Google
Distribución y promoción
No tener una marca detrás dificulta la entrada en la cadena de distribución y ventas de los grandes comercios. Sí, es Google, pero eso no significa mucho en hardware si se compara con Samsung, Apple, LG, Motorola u otro fabricante con una línea completa que se renueva con frecuencia y que se dirige a diferentes clientes.
Lo mismo ocurre con los operadores, un canal importante de venta. Al final son las tiendas a las que se suele acudir cuando hay un problema o se quiere renovar el terminal con una rebaja notable. Para las telcos, Google es una amenaza. En varias ocasiones ha lanzado su operadora, Google Fi, con un éxito discreto y precios extremadamente bajos, especialmente en roaming. Nos referimos a la operadora celular porque, en Estados Unidos, Google Fiber está más que establecida para líneas de cable en el hogar y oficinas. No así Fi, cuyo avance es intermitente, pero siempre queda la sombra de un posible competidor para negociar con los Verizon, AT&T y T-Mobile de turno.
En el caso de América Latina es especialmente difícil. Son pocos los países a los que llegan estos terminales. Con suerte se ofrecen en México y Colombia, casi siempre tarde, o directamente en la anteriormente citada versión ‘a’, es decir, más modesta. Google se pierde así la posibilidad de estar en el sector más amplio de la pirámide en estos países y competir de igual a igual.
Estas últimas semanas de 2023, Google ha tirado la casa por la ventana con descuentos de hasta 350 dólares comprando en su tienda, sin operador de por medio. Un nuevo esfuerzo por ganar relevancia en una época donde el consumidor está dispuesto a gastar. En enero sabremos si este recorte ha servido para algo más que sumar comentarios en redes.
Esfuerzos por ser ecosistema
A Google le interesan los Pixel también para ser el centro de un ecosistema de control. Por un lado, lo sería del hogar, con su aplicación Home y su asistente, con la Pixel Tablet como el elemento central para manejar todo, desde luces a cerraduras y persianas. Por otro lado, la adquisición de Fitbit sería el equivalente al Apple Watch pero con un marcado acento en el bienestar y la salud, dejando las aplicaciones de ocio e información en un segundo plano.
A pesar de este esfuerzo, donde en el caso de Fitbit hubo que sacar la chequera para adquirir una compañía completa, el márketing y la comunicación no van de la mano. Es decir, muy pocos perciben que estar dentro del ecosistema de Google sea una ventaja o, incluso, que sea parte de su sistema. Tampoco lo sienten por sincronización o aplicaciones que hagan un uso espectacular de los datos, dando recomendaciones de estilo de vida, por ejemplo.
Buenas intenciones, pero no es suficiente
A pesar de un diseño cada vez más atractivo y colorido, animado casi, y un rendimiento excepcional, sobre todo en cuanto a fotografía, software a medida y un uso de inteligencia artificial por delante de los competidores, el Google Pixel va camino de convertirse en un objeto de culto dentro del nicho de los entusiastas del buscador. Es un aparato excepcional, bien acabado y con precio apetitoso, que año tras año pierde la oportunidad de marcar el camino y ser el ejemplo a seguir.