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Radiaciones en los aros de Saturno, un suceso registrado por el Hubble

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El Telescopio Espacial Hubble sigue proporcionando resultados, incluso próximo a su retiro. Una de sus últimas fotografías muestra al imponente planeta Saturno y hace hincapié en sus aros. En ellos se observa un fenómeno cíclico peculiar que consiste en la aparición de círculos tenues sobre su campo de restos congelados. Cuando estas estructuras de matices diferentes giran alrededor del planeta, lucen como si fueran llantas con radios (o radiaciones) de bicicleta.

La instantánea fue capturada a finales de octubre de 2023, precisamente cuando Saturno se encontraba a 1,368 millones de kilómetros de la Tierra. La “época de radiaciones” en los aros anuncia el equinoccio del planeta en 2025. Cuando el ecuador del planeta se sitúe en posición directa con respecto al Sol, las brillantes y congeladas circunferencias “desaparecerán” de los observatorios espaciales.

Los científicos no conocen con exactitud cuál es el origen de estas manchas en los aros o su naturaleza. Coinciden en que no se trata de un cambio químico sino de la aparición de sombras en lugares donde normalmente no las hay. El fenómeno fue observado por primera vez por la misión Voyager de la NASA en 1980, y posteriormente la sonda Cassini volvió a observar las radiaciones de Saturno.

La fotografía del Hubble sobre Saturno y sus radiaciones. Estas son las pequeñas manchas grises en la parte izquierda de los aros.

NASA

Polvo que flota, lo que ensombrece a los anillos

La Agencia Espacial de Estados Unidos refiere que es el campo magnético variable del cuerpo espacial el que probablemente cause las motas en los aros brillantes. Este escudo natural de los planetas contra el agresivo viento solar provoca cambios notables en sus atmósferas. En la Tierra, por ejemplo, en la ionósfera de la región del hemisferio norte, las partículas se energizan y dan lugar a las auroras boreales. En el sexto cuerpo del sistema solar, el campo magnético probablemente provoca un cambio de elevación entre las partículas que componen los aros y generan las sombras.

“Los científicos creen que las partículas de los aros de hielo más pequeñas, del tamaño de un polvo, también pueden cargarse, lo que las hace flotar temporalmente por encima del resto de las partículas de hielo más grandes y los cantos rodados de los aros”, explica la NASA.


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