El conjunto de movimientos telúricos sentidos en diciembre, particularmente en el norte y noroeste del archipiélago, corresponde al movimiento activo y vitalidad de la falla conocida como la Trinchera de Puerto Rico, explicó el líder de la Red Sísmica, Víctor Huérfano.
Dicha falla, rememoró, atraviesa las Antillas Menores, cruza toda Puerto Rico y alcanza la República Dominicana.
“Todo eso se está desplazando, toda esa falla tiene su movimiento y su dinamismo”.
El 26 de diciembre, a tempranas horas, se contabilizó un sismo de magnitud de 5.3 en la Trinchera de Puerto Rico, en aguas al norte de la República Dominicana, al noroeste de Aguadilla. Tuvo una intensidad máxima de IV y una profundidad de 9 kilómetros.
El día previo, se produjo un sismo de magnitud 4.17, al norte-noroeste de Culebra; y el 22 de diciembre, ocurrió otro de 5.25 al norte de la República Dominicana, que fue percibido en la región local. Además, el 9 de diciembre, se reportó un evento de 5.65, en las Islas Vírgenes, y fue percibido en este territorio.
Ninguno de estos sismos, subrayó Huérfano, implicó peligro para Puerto Rico. No obstante, los eventos revitalizaron en la memoria colectiva los efectos de la secuencia sísmica que comenzó el 28 de diciembre de 2019, hace precisamente cuatro años, y sigue en curso.
Cuatro años de actividad
Hasta esa fecha –y exceptuando algunos eventos–, la actividad sísmica en Puerto Rico permaneció mayormente imperceptible por 101 años.
Desde el 28 de diciembre de 2019, los movimientos continuaron y, la mañana del Día de Reyes, el país despertó, a las 6:32 a.m., con una sacudida de magnitud 5.8, que ocasionó daños, principalmente, en Guánica, Yauco y Peñuelas.
El 7 de enero, tembló con más fuerza. A las 4:24 a.m., se comunicó un terremoto de 6.4, señalando el instante pico en la magnitud de la secuencia. Esa sacudida provocó una alerta de maremoto o tsunami, que poco después fue anulada. Casi tres horas después, a las 7:18 a.m., se registró una intensa réplica, de magnitud 5.7.
Un hombre, de 73 años, pereció al caerle una pared de cemento encima mientras dormía en su casa, en Ponce, y las autoridades calcularon que otras tres personas murieron por complicaciones asociadas. Además, miles de estructuras quedaron inutilizables o derrumbaron en las zonas suroeste y sur.
Huérfano recordó el jueves que los sismos recién registrados no tienen relación directa con los de hace cuatro años.
“La falla que ocasionó los eventos del suroeste de Puerto Rico es la Montalva, es otro tipo de falla. Todos estamos en la misma región, al final del día, pero la vitalidad de cada una de las fallas es diferente”, resaltó, trasindicar que, pese a que la secuencia comenzada en 2019 continúa en curso, el nivel es mucho menor que el informado al principio.
Poner énfasis en la preparación
Frente a la inquietud o angustia que los sucesos recientes puedan generar en la población, Huérfano destacó dos aspectos: tener preparados los planes de contingencia y mantenerse informados; y comprender el significado de cada nivel de alerta de maremoto tras un temblor.
En una escala de menor a mayor, el nivel más bajo es el boletín informativo, que indica que no existe ningún tipo de activación o maremoto, ni planes de desalojo. El segundo nivel de elevación es la vigilancia, “que señala que ha sucedido algo, pero no hay un peligro inminente, no existe una estimación del potencial impacto en el área local”, explicó el director.
Posteriormente, le sigue la advertencia, que indica que hay que salir del agua y estar atentos a la información. El nivel más alto es el aviso o “advertencia”. “Ahí, sí hay que activar evacuación, no sabemos si va a ocurrir algo o no, pero es bastante probable, es por seguridad”, señaló Huérfano. “Esa advertencia permanecerá vigente hasta que las autoridades así lo determinen”, añadió.
Sobre el temblor de magnitud 5.3 informado en la madrugada del 26 de diciembre, Huérfano aclaró que no es posible determinar si, dentro de esa secuencia, se producirá un evento de mayor o menor magnitud, o cuándo podría ocurrir.
“Ambas cosas pueden suceder, puede que haya algún tipo de evento mayor, como puede que no. Hay que conservar la calma, tener esa conciencia sísmica de que, en cualquier momento, podría ocurrir, y seguir con nuestra vida, no podemos detener las actividades”, expresó.
Recordó, finalmente, que la Trinchera de Puerto Rico tiene un historial conocido de mucha actividad sísmica en la zona de la República Dominicana, próxima a la isla. “El asunto es que eso uno no lo sabe (cuándo pudiera ocurrir un terremoto); son fallas activas, tienen actividad”, recalcó Huérfano, al mismo tiempo que recomendó a las autoridades gubernamentales mantener vigentes sus planes de emergencia y recuperación ante sismos.