Una operación secreta de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) resultó en una persecución que llevó a agentes federales a encontrar el escondite de traficantes de drogas en Santurce.
Como consecuencia de la pesquisa y la intervención, un gran jurado federal imputó el jueves por narcotráfico y violaciones a la Ley de Armas a Carlos Julio Eusebio Llonson, Joan Manuel Luis Peña, Carlos Hernández César, Pedro Enrique Ureña de la Rosa y Víctor Ureña de la Rosa.
A través de un confidente, la DEA tuvo información sobre una organización de traficantes de drogas que envía envíos desde St. Thomas a Puerto Rico, según se desprende de una denuncia de la DEA radicada de forma pública en el Tribunal federal en San Juan.
Mediante una vigilancia, los agentes lograron seguir las huellas de una operación para la venta de 100 kilogramos de cocaína.
El documento señala que los agentes espiaron unos encuentros que tuvieron lugar en una reconocida panadería y restaurante de San Juan entre el 11 y el 13 de diciembre pasado, cuando discutieron la oferta de los 100 kilogramos de cocaína por $1.1 millones, a un precio de $11,000 por kilogramo.
La venta consistiría en dividir el cargamento en dos partes de 50 kilogramos. Luego, Eusebio Llonson viajó desde St. Thomas a Puerto Rico “para facilitar la transacción”, agrega la denuncia.
Ante las dificultades para obtener la droga pactada, acordaron empezar la compra de los 100 kilogramos con “una operación inicial de 15 kilogramos para satisfacer a los dueños de los kilogramos de buena fe en el dinero”, señaló el agente al Tribunal federal.
Sin embargo, Eusebio Llonson y Luis Peña tuvieron que buscar la droga en otros proveedores. Al día siguiente, acordaron cerrar la operación en un aparcamiento situado en la esquina de la calle Sánchez con la avenida Manuel Fernández Juncos, en Santurce.
La denuncia detalla que, alrededor de las 12:15 del mediodía, los agentes de la DEA que observaban el área pudieron ver a Eusebio Llonson y Hernández César bajar unas escaleras llevando unas cajas blancas que pusieron en el “maletero de un vehículo encubierto”.
Entonces, “la fuente confidencial dio la señal de arresto y los agentes se movilizaron para hacer los arrestos”, relata la declaración jurada.
Los sospechosos corrieron en direcciones opuestas. Eusebio Llonson fue el primero en ser detenido, en la calle Bolívar.
Mientras tanto, Hernández César subió por las escalerasdel edificio contiguo y se elevó sobre una pared en el segundo nivel. Más tarde intentó saltar una verja con púas. En ese momento, los oficiales corrían para capturarlo y observaron que llevaba un arma de fuego en la cintura, por lo que le advirtieron que no la tocara y alertaron a los demás oficiales de que estaba armado.
Hernández César fue finalmente detenido en el otro lado de la pared, en un balcón cerrado, donde los oficiales le confiscaron una “pistola semiautomática”. Resultó ser una pistola Glock 23 Gen 5 con 12 proyectiles.
Debido a la situación del arresto, según la denuncia, “los oficiales quedaron encerrados y atrapados en el área del balcón”.
“En ese momento, los oficiales golpearon y anunciaron la presencia policial en ambas puertas traseras del segundo piso. Ambas manijas fueron revisadas, la puerta derecha cerca de la escalera sin seguro y la puerta izquierda en el balcón estaba cerrada”, explica el agente de la DEA.
Ante esta situación, los agentes que lograron abrir la puerta ingresaron al apartamento “para llegar hasta el segundo equipo que tenían al individuo detenido al otro lado” y para “sacarlos de la propiedad de manera segura”.
Al ingresar, llevaron a cabo un “rastreo de seguridad a medida que se movían por el apartamento. Allí se toparon con Luis Peña y dos individuos posteriormente identificados como Pedro y Victor Ureña de la Rosa.
En el trayecto también se encontraron con cuatro envolturas con forma de ladrillos que “parecían contener cocaína a plena vista en el suelo en uno de los cuartos”, por lo que arrestaron a los tres individuos.
Después, los agentes recuperaron las cajas que estaban en el maletero del vehículo encubierto y vieron que contenían 20 envolturas con forma de ladrillos coherente con la apariencia de kilogramos de cocaína, lo que fue confirmado con una prueba de campo. Ambas cajas tenían un peso aproximado de 22.45 kilogramos, señala la denuncia.
Posteriormente, los agentes pudieron inspeccionar con más detalle el apartamento tras obtener una orden de allanamiento del magistrado federal Bruce J. McGiverin.
Alrededor de las 11:15 p.m., en el primer cuarto, encontraron envolturas de billetes de dinero en efectivo dentro de muebles y en carteras de cintura.
En el segundo cuarto hallaron dos ladrillos de cocaína en dos paquetes, mientras que en el tercer cuarto localizaron cinco ladrillos de cocaína en el suelo.
En el tercer cuarto también había “una cantidad indeterminada de dinero en efectivo dentro de “una bolsa Louis Vuitton”, en un paquete de cintura y sobre un sofá. Además, había una pistola Glock registrada a nombre de Víctor Ureña de la Rosa, junto con tres cargadores “de alta capacidad”, un cargador insertado en el arma y una “cantidad indeterminada de dinero en efectivo”.
También había un paquete de dinero en efectivo atado con una banda elástica dentro de una taza en la sala del apartamento.
Después de que el magistrado encontrara causa para el arresto, un gran jurado federal emitió un pliego acusatorio con cinco cargos federales de tráfico de drogas, armas y una alegación de confiscación por $154,000.
Después de la audiencia preliminar, los acusados quedaron ingresados en prisión sin fianza hasta el juicio.