En el colegio, se enseña sobre la selección natural y cómo, a lo largo de millones de años, los elementos genéticos, geográficos y del entorno pueden favorecer la formación de especies nuevas y mejor adaptadas a su entorno.
Llega un periodo, sin embargo, en el que las especies nuevas no son capaces de aparearse y reproducirse. En otras palabras, están genéticamente aisladas. Por ejemplo, un perro y una gata no pueden tener “gaterritos”.
Pero existen situaciones en las que las especies nuevas aún son lo suficientemente similares como para reproducirse y crear descendientes híbridos (“mezclados”). Por ejemplo, una guinea y un gallo pueden cruzarse y tener “gallineas”.
El mestizaje genético de los organismos híbridos normalmente es un problema. Algunos mueren antes o poco después de nacer. Si llegan a la adultez, la mayoría de ellos no son muy exitosos y no logran reproducirse.
Sin embargo, de vez en cuando, los organismos híbridos tienen suerte en la “lotería evolutiva” y resultan estar mejor preparados para su entorno que sus padres de especies diferentes. Uno de estos casos está sucediendo ahora mismo, en Puerto Rico, con dos lagartijos.
Las dos especies que se aparearon son el lagarto garduño de las yerbas (Anolis pulchellus) y el lagarto garduño de la montaña (Anolis krugi). Aunque A. pulchellus prefiere vivir en zonas tibias y soleadas de yerbas y A. krugi se encuentra más en la sombra de terrenos boscosos, los científicos han visto a ambas especies a lo largo y ancho de Puerto Rico, o eso creían.
Un grupo de investigadores, entre los que se destacan los boricuas Javier Rodríguez Robles (Universidad de Nevada en Las Vegas) y Manuel Leal (Universidad de Missouri en Columbia), publicaron en noviembre, en la revista profesional Molecular Ecology, un análisis genético de los híbridos de A. pulchellus y A. krugi.
Los científicos confirmaron que las poblaciones de A. krugi están distribuidas por todo Puerto Rico. Sin embargo, aunque el fenotipo (características físicas) de los A. pulchellus les hizo pensar que estos lagartijos también habitan en toda la isla, la realidad es otra.
Desde el punto de vista del genotipo (características genéticas que no siempre son visibles), los lagartijos híbridos han conquistado toda la región al oeste, en una línea imaginaria cruzando aproximadamente desde Camuy hasta Yauco. Estos híbridos se han adaptado tan bien a su entorno, que ya casi no se encuentran los A. pulchellus puros en el oeste de Puerto Rico.
Por el contrario, al este de la misma línea, solo se encuentran A. pulchellus puros, con excepción de dos híbridos que se identificaron en el área de El Verde, en Río Grande.
Los investigadores también descubrieron que los híbridos se confunden físicamente con los A. pulchellus porque solo tienen, en promedio, un 17% del código genético de A. krugi. Esa pequeña porción de ADN, especialmente su ubicación, sugiere dos posibles beneficios evolutivos.
La primera ventaja está relacionada, principalmente, con funciones celulares e inmunológicas, metabolismo y el crecimiento de las extremidades, permitiendo a los lagartijos híbridos aprovechar de mejor manera el oxígeno que inhalan y moverse con mayor rapidez.
La segunda ventaja se encuentra en la termorregulación, es decir, cómo el lagartijo responde a los cambios de temperatura del entorno. Esto les posibilitaría a los híbridos buscar alimento y pareja temprano en la mañana o al anochecer, cuando las temperaturas son más bajas que a mediodía. Mayor actividad durante más horas implica mayores oportunidades de reproducción.
Esta investigación es significativa por tres razones. En primer lugar, demuestra cómo las características genéticas de un organismo no siempre se manifiestan en sus características físicas.
Este descubrimiento también lleva a preguntar, ¿cuántos otros casos de hibridación en lagartijos (u otros animales) han ocurrido o están ocurriendo y no han sido registrados?
Por último, el éxito de los híbridos de A. pulchellus y A. krugi es un claro ejemplo de que la selección natural no es algo que ocurrió hace millones de años, sino que es una fuerza dinámica y contemporánea en el entorno isleño.